Tras el descanso proseguimos el camino, que nos ofrece a cada momento preciosas imágenes para el recuerdo.
Según vamos dejando atrás las montañas, nos envuelven nuevos paisajes y los árboles comienzan a aparecer con sus colores otoñales.
Desde que nos acercamos a Potes, en la carretera, ya pude observar que los árboles estaban llenos de líquenes y por supuesto este bosque no iba a ser menos, lo cual nos indica el bajo grado de contaminación que existe en esta zona; un bien muy preciado en estos días.
El camino va llegando a su fin y el paisaje sufre un nuevo cambio, pastos y animales domésticos nos acompañan en el tramo final.