Hay ventanas que son todo luz aunque se empeñen en hacernos creer que los libros son opacos. Hay ventanas que no se cierran con ALT-F4.
En la calle Boteros, cerca de aquel Ombligo del Peladero, entre el foro romano y el barroco mostrador de una ciudad que se apaga, puede llegar la luz de una ventana antes de que la noche caiga.
También es posible entrar por la puerta…